El tratamiento estrella y por excelencia para eliminar las arrugas de la zona del tercio superior de la cara es la toxina botulínica.
La toxina botulínica o “botulina” (Bótox) tipo A es una neurotoxina elaborada por una bacteria denominada Clostridium botulinum. Desde hace 35 años aproximadamente se viene usando en la práctica clínica. Es uno de los tratamientos más utilizados y de mayor satisfacción en medicina estética, disciplina en la que empleamos dicha toxina botulínica (Bótox) tipo A con el fin de relajar la musculatura facial, responsable de la aparición de arrugas de expresión (glabela o entrecejo). La duración del efecto al 100% es de 3 a 4 meses y durante los 2 a 3 meses posteriores se irá percibiendo una pérdida progresiva de los mismos. No se aconseja la realización de sesiones con un plazo de tiempo inferior a 4 meses. Actualmente, tratamos de armonizar la mirada mediante la inyección de pequeñas dosis de toxina botulínica tipo A en puntos muy concretos del tercio superior de la cara. Así conseguiremos un rostro más relajado sin perder la expresividad.
El empleo de la toxina botulínica (Bótox) para el tratamiento de las arrugas de expresión ha supuesto una auténtica revolución en el mundo de la estética. Se trata de la técnica estética más realizada a nivel mundial.La toxina botulínica (Bótox) se aisló a lo largo del 1920 por primera vez y los doctores Brooks y Scout desarrollaron sus primeras aplicaciones clínicas. Pero no fue hasta 1973 cuando se realizó la primera publicación donde se describía su eficacia en algunos problemas médicos. A lo largo del tiempo el medicamento ha cambiado de nombre, ha sido aprobado progresivamente para el tratamiento de problemas como blefarospasmos, estrabismo, hemoparálisis facial y otras indicaciones médicas como la fisura anal. La aprobación oficial para que este medicamento fuera usado a nivel sanitario para el tratamiento de arrugas dinámicas o de expresión se otorgó en 2003. Hoy en día la toxina botulínica (Bótox) está autorizada para aplicaciones que comprenden patologías como contracturas cervicales, cefaleas y migrañas, hiperhidrosis, blefarospasmo, hemiparálisis, estrabismo, fisura anal además de sus populares indicaciones para el tratamiento de las arrugas en entrecejo y frente, platisma (cuello) y patas de gallo.
El tratamiento con Botox inhibe la liberación de acetilcolina de la terminación nerviosa impidiendo que los músculos tratados se contraigan, consiguiendo la relajación de la zona. Con el paso del tiempo, las terminaciones nerviosas se regeneran pero no es antes de 4 ó 6 meses cuando se recupera la función muscular completa.
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